[Opinión] El Ecocidio de los suelos en Chile

[Opinión] El Ecocidio de los suelos en Chile

14 Junio 2019

De no hacerse un cambio estructural en la forma y en el fondo con que se procesan las estrategias de desarrollo en términos agrícolas, es lógico que nos espere como país con un futuro poco alentador en términos alimentarios en los próximos 30 años.

Andrés Gillmore... >
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Desde el año 2000 que se ha venido hablando de los graves problemas de los suelos y del deterioro de los componentes esenciales para tener una producción agrícola sustentable en Chile. Que a esta altura con el agravamiento de las consecuencias por el cambio climático y el calentamiento global, se ha transformado en un tema de relevancia nacional, pero que lamentablemente ante la crisis existencial que como sociedad estamos viviendo en todo orden de cosas (y sobre todo institucional), no se ha debatido con la urgencia y la necesidad que se debería ante lo que está por venir y la inadecuada dependencia que eso significa, ante una globalización, que más parece dependencia que asociación.

Con el pasar de las décadas el ECOCIDIO ha desencadenado la pérdida de fertilidad de los suelos chilenos, por la pérdida de los nutrientes naturales, la compactación de gran parte de las tierras de cultivo, la salinización de las aguas utilizadas para riego y la pérdida de gran parte de las reservas acuíferas subterráneas por el extractivismo minero, que ha dado como resultado una pérdida importante de una gran cantidad de superficie agrícola, producto del crecimiento urbano, el crecimiento de las plantaciones forestales de pinos y eucaliptos en territorios de primera calidad agrícola, desde la sexta a la décima región.

Los daños en los cultivos producto de la irrigación con aguas contaminadas, la erosión de la agrobiodiversidad y la extinción de variedades de la fauna silvestre ante la escasez de agua en algunas regiones por la deforestación de los bosques, hacen suponer que de no hacerse un cambio estructural en la forma y en el fondo con que se procesan las estrategias de desarrollo en términos agrícolas, es lógico que nos espere como país con un futuro poco alentador en términos alimentarios en los próximos 30 años.

El siglo 21 es por sobre todas las cosas un cambio de paradigma en la forma en que debemos implementar las estrategias de desarrollo productivo en los territorios regionales y la única alternativa es entender que los territorios al igual que los seres humanos, son entes vivos, que necesitan balance y armonía para desarrollarse, respetando por sobre todas las cosas sus capacidades de carga. De lo contrario los territorios y los que los habitan pierden toda proyección de futuro y tal como está ocurriendo en la mayoría de las regiones en la actualidad; que lisa y llanamente están saturadas y superadas sus capacidades de carga. El desarrollismo desenfrenado sustentado por el extractivismo minero, la salmonicultura y la industria de la celulosa con los monocultivos de pinos y eucaliptos, le estan quitando a Chile su futuro, al destruir y contaminar los territorios y por ende la proyección de vida de las comunidades, haciéndonos dependientes de la importación de productos básicos de subsistencia.

El año 2003 según estadísticas oficiales, el consumo en Chile superó en un 25% la capacidad de carga de lo que podemos producir para autosustentarse, reflejando que estamos viviendo en base a un modelo difícil de sustentar y que requiere un cambio radical y sustancial en la forma de diseñar y estructurar esas estrategias de desarrollo. La humanidad está enfrentando grandes y complicados desafíos existenciales simplemente para sobrevivir, ejerciendo una presión nunca antes vista en la producción de alimentos y el agotamiento sistemático de las fuentes de energía fósil y no querer entender lo innegable de la necesidad que tiene la sociedad de ser sustentables por sobre todas las cosas y permitirles a las comunidades tener la capacidad de cubrir sus necesidades básicas en energía, alimentos, vestidos, vivienda, transporte, salud, recreación y educación, sin destruir el entorno y sin tener que pagar un alto costo ecológico por ello, que como sabemos atenta y va en contra de la existencia de la raza humana.

Un dato no menor, es que Estados Unidos es el país con la mayor superficie sembrada con productos transgénicos del planeta, que son destinados mayoritariamente a la agroindustria, al procesamiento de alimentos concentrados para animales y mucha de la producción está destinada a los biocombustibles para la alimentación del parque automotor. Dada esta realidad, está más que claro dado el contexto del cambio climático y el calentamiento planetario, que el ECOCIDIO que está ocurriendo dentro de nuestras fronteras, es un crimen de lesa humanidad y de grandes proporciones, al utilizar los recursos naturales para producir alimentos para animales de consumo. La producción de alimentos en Estados Unidos, es suficiente para alimentar una población de aproximadamente 2.000 millones de personas. Pero por increíble que esto pueda parecernos desde el fin del mundo en Chile; el 80% de esta producción no está destinada para tal fin; traduciéndose en lo que se ha denominado por los científicos como el ECOCIDIO del siglo 21.

Chile debe trabajar por la independencia y la soberanía alimentaria de sus territorios; clave para el desarrollo sustentable de los habitantes del territorio nacional y su proyección de futuro; que debe tomarse como una prioridad en la estrategia de desarrollo de cualquier gobierno que se prese. La soberanía alimentaria debe ser estratificada como una política particular orientada al ámbito local, regional y nacional, creando las condiciones para la producción de los alimentos requeridos y solo debe exportarse la producción excedente y importarse lo que no pueda producirse por las condiciones geográficas y climáticas, que nos permitiría enfrentar la voracidad económica de las grandes corporaciones alimentarias y extractivistas, que en la actualidad estan intensificando los monocultivos y con ello profundizando la dependencia alimentaria de Chile ante las grandes potencias mundiales.

Imagen: Huawei / Agencia Uno