Llega el invierno. La Onemi  declara Alerta Temprana Preventiva debido a posibles precipitaciones en el borde costero de la región y una vez más las piscinas aluvionales son parte de la agenda noticiosa de la ciudad.

En Antofagasta, existen cuatro quebradas en las que fueron construidas piscinas aluvionales, como una forma de aminorar significativamente el impacto del agua en la zona urbana, en caso de una fuerte lluvia.

Se trata de las Quebradas del Salar del Carmen, La Cadena , El Ancla y Baquedano las que fueron inspeccionadas ayer por el Seremi de Obras Públicas Rodolfo Gómez y la Directora Regional de la Onemi, Irina Salgado, y es precisamente esta última, la de Baquedano, la que presenta peores condiciones de limpieza, ya que los inescrupulosos de siempre, vecinos del sector u otras personas, lanzan basura doméstica, desperdicios y escombros.

El Seremi de Obras Públicas, organismo del que depende la mantención y limpieza de las piscinas, aclara que a pesar de no ser una gran cantidad de basura,  eventualmente el agua podría arrastrar todos los sedimentos y en la rejilla del desagüe producirse un “taco” de basura y por ende producirse el rebalse del ducto, por lo que el agua podría producir graves daños, como socavones  de terreno y daños en las casas ubicadas en el sector opuesto al desagüe.

Limpieza de las Piscinas

La limpieza de las piscinas propiamente tal y no de los sectores aledaños, corresponde a la Seremi de Obras Públicas, y según explica el seremi del ramo, ellos hacen  varias inspecciones durante el año, sin embargo la limpieza de las vías es licitada en el mes de agosto y una empresa externa es quien finalmente realiza el servicio.

Gómez también señala que cada vez que se termina la limpieza de estas vías aluvionales, a los dos o tres días ya la gente nuevamente está lanzado basura o depositándola en los bordes de las piscinas.

Piscinas aluvionales

Antofagasta posee alrededor de 18 quebradas, en 15 de ellas los conos de eyección desembocan a lo largo de la ciudad. En conjunto abarcan una superficie de cuencas aportantes de 124 Km2, con una longitud total de los cauces de 38,4 kilómetros y con un caudal máximo total de 250 metros cúbicos por segundo.

Ante esta realidad geográfica de la ciudad, las obras de control aluvional fueron construidas para minimizar la energía de los torrentes, disminuir el arrastre de material sólido ante un posible aluvión, amortiguar los flujos aluvionales y así reducir el riesgo sobre la población e infraestructura existente ubicada a los pies de las quebradas.